La cebada pasó a ser la protagonista de la cosecha fina en la Argentina cuando en el 2020 China entró en conflicto con Australia, su principal proveedor de este grano. La interrupción del comercio entre esos dos países, que habían sido socios estratégicos en el mercado del cereal, desató fuertes cambios de incentivos para otros productores de cebada, entre ellos la Argentina, que logró posicionarse en un lugar de privilegio en el comercio exterior. Actualmente la cebada es uno de los principales cultivos de cereales del país y figura entre los puestos “Top” de exportadores de cebada a nivel mundial, especialmente hacia mercados como Brasil, México y China, con la posibilidad a futuro de lograr nuevos negocios como abastecedores globales de este producto destinado a la industria cervecera y forrajera.
Como dato auspicioso para el desarrollo de potenciales negocios, según cifras del INDEC, el agro fue el mayor generador de divisas durante el primer semestre del 2024 en el país. Sin embargo, el sector agrícola debe lidiar con el fantasma del cambio climático. Antiguamente solo había que conocer las fechas de siembra y cosecha para poder planificar de forma efectiva el trabajo del campo y así evitar posibles problemas o retrasos que pudieran interferir en el ingreso de divisas. Hoy se debe contemplar también las implicancias del clima, las fluctuaciones en los precios internacionales y la competencia con otros cultivos como el trigo.
Tomar decisiones estratégicas, gestionar riesgos y optimizar operaciones en torno a la producción de cebada depende fundamentalmente de un pronóstico de rendimiento. Esto hoy es posible gracias al desarrollo de la inteligencia artificial. AGROEVISOL, pionera en la actividad, logró un nivel de desarrollo que permite adaptar el producto a cada necesidad.
El pronóstico de rendimiento de cebada en la Argentina resulta útil para toda la cadena de valor agrícola y económica, donde se contemplan diversos parámetros de información de acuerdo con la motivación de cada negocio y los riesgos propios de cada actividad.
La inteligencia artificial a la que brinda acceso AGROEVISOL se adapta tanto a los productores y agricultores, a la industria maltera y cervecera, a los exportadores de granos, a los fabricantes de insumos agrícolas, a los servicios financieros y aseguradoras, al Gobierno y organismos reguladores, a los mercados y analistas, hasta a las empresas de logística y transporte.
Impactos de La Niña sobre la producción de cebada
El fenómeno de La Niña se caracteriza por un enfriamiento de las aguas superficiales del Océano Pacífico, lo que altera los patrones climáticos globales y afecta directamente el clima de Argentina. Tiene un impacto significativo sobre la producción agrícola del país y, en este caso, sobre el cultivo de cebada.
El fenómeno La Niña suele provocar menos precipitaciones en las principales zonas agrícolas de Argentina, especialmente en la región pampeana, que incluye el sur de Buenos Aires y La Pampa, donde se concentra la mayor producción de cebada.
La falta de lluvias durante las etapas clave del desarrollo de la cebada, como la germinación y el llenado de granos, puede reducir los rendimientos. Los cultivos que dependen de la humedad del suelo sufren, debido al estrés hídrico, lo que afecta tanto la calidad como la cantidad de la cebada cosechada.
En años de La Niña, las sequías pueden llevar a una reducción significativa en el rendimiento por hectárea. La cebada requiere un suministro constante de agua durante su ciclo de crecimiento, y cuando las lluvias son escasas, el estrés hídrico afecta el tamaño de los granos y, en el caso de la cebada cervecera, la calidad del grano (malterabilidad).
La falta de humedad puede generar granos más pequeños o con menores niveles de proteína, lo que los hace menos atractivos para la industria maltera y cervecera, que exige estándares específicos para la producción de malta.
En años con previsión de La Niña, muchos agricultores pueden optar por reducir la superficie sembrada de cebada, ya que los riesgos de pérdidas son mayores. Algunos prefieren invertir en cultivos más resistentes a la sequía o cambiar la rotación de cultivos.
La incertidumbre sobre la cantidad y distribución de las lluvias afecta las decisiones sobre fertilización y otros insumos, lo que puede llevar a una reducción en la inversión en los cultivos de cebada.
Una producción menor de cebada durante un evento de La Niña puede reducir la oferta interna y la disponibilidad para la exportación, lo que puede elevar los precios en el mercado local e internacional.
En años con impacto de La Niña, los exportadores y malterías pueden enfrentar una mayor volatilidad en los precios y en la calidad de los granos
disponibles, afectando contratos y negociaciones.
Aunque La Niña generalmente trae sequía, algunas áreas del sur de Buenos Aires, más cercanas a la costa, pueden verse menos afectadas por la falta de lluvias, ya que reciben algo de humedad adicional por el efecto de la cercanía del océano. En esos casos, los productores pueden tener una ventaja competitiva si logran mantener buenos rendimientos mientras que otras zonas sufren más.
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